Pude notar cómo me envenenaba la toxicidad del amor adolescente. ¡Esclava del embrujo! Fuí tuya desde la tercera preposición porque cierta flecha invisible consiguió alcanzar mi alma escondida. ¡Disparo certero, directo al corazón! Eres consciente de tu poder sobre mí, y eliges no utilizarlo nunca. ¡Maldito! Es así como logras que me ate de pies y manos, me trague la llave y te entregue voluntariamente el timón.
sábado, 5 de marzo de 2022
primavera