lunes, 4 de octubre de 2021

confirmación onírica

Como no podemos dormirnos abrazados porque él es un sol con sus quince millones de grados (entre otras cosas), lo hacemos cada uno en su lugar, pero las manitas se encuentran siempre en su cita clandestina no programada. Me gusta apreciar la ternura de ese gesto rebelde y natural que nos sale al acostarnos. Nos acomodamos a nuestro ritmo particular y, finalmente, cuando hallamos LA POSTURA, nuestras manos reptan buscándose. ¡Es que lo queremos todo! El roce y la intimidad de los enamorados pero con la libertad y la comodidad de quién valora y necesita un buen descanso.

En nuestro sencillo lenguaje de cama (nunca estudiado, pero bien aprendido desde el día uno) acaricio los dedidos de mi sol brillante con un movimiento que es imperceptible si duerme pero que genera una respuesta gemela si aun está consciente. Así se dice "hola" o "te quiero" o "estoy aquí" en ese idioma, aunque todo es lo mismo para nosotros. A veces es él quién me dice "te quiero" con su mano cuando respiro raro o me ahogo en una pesadilla líquida.

Me despierto decenas de veces en la cruel oscuridad y noto como seguimos agarrados (joder, no me sueltes nunca, por favor) y entonces le digo "hola", así flojito con mi pulgar. La ausencia de respuesta es la confirmación onírica, así que dejo que mi mente migre a ese mundo raro en el que estoy despierta aún pero ya casidormida porque piensosueño en mogollón de cosas raras que se me olvidan desde que me doy cuenta de lo sinsentido que son. Como por ejemplo que voy de su mano y las golondrinas me atraviesan las vértebras y entonces volamos sin decir nada. Aunque si te fijas, después de todo, igual no es ni tan raro ni tan sueño ni tan sinsentido.
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