En mis fantasías la imagino
como una zorra ártica arisca.
Blanca, salvaje y sola,
vive en la ventisca.
Si te besa es solo
porque tú la besas primero.
Nunca arroyan sus lágrimas,
están hechas de hielo.
Sí, aquí puedes leerlos.
Sentimientos de huracán,
deliciosas palabras escritas
pero de sus labios no saldrán.
El interior
de dulce miel lleno,
agujas que se clavan,
rencor, nostalgia y fuego.
Aquellos avispados que omitan
lo puramente textual
quizá descubran un "te quiero" escondido.
Impronunciable para un animal.
A veces, incluso,
invento momentos de contacto.
Le pido que me encadene
para cerrar los ojos y sentir su abrazo.
Sé que me ama aunque
al mínimo roce huya.
No se le pueden pedir agasajos
a una zorra tan suya.