martes, 10 de noviembre de 2020

noviembre dulce

Yo siempre he preferido octubre, para ser honesta. Siempre he pensado que noviembre es un mes que sobra. Octubre es pura inspiración, calabazas, velas, magia otoñal en todo su esplendor y además nuestro noaniversario. Y noviembre solo era un paso previo entre eso y la Navidad, la siempre ilusionante Navidad. Tampoco me gustan los martes, creo que los martes son los verdaderos lunes, en realidad. Se rifa el premio al peor día junto al domingo (que a pesar de que resulta deprimente al menos no se trabaja). Por eso me resulta irónico que este martes, diez de noviembre de dos mil veinte, sea el día más importante de mi vida hasta ahora. 

 Alguien corre hacia la izquierda arrastrando una maleta y un par de bolsas bastante grandes (dudo si le dejarán o no pasar con ellas al avión), escucho a niños llorando, probablemente aburridos tras horas de espera. Ojalá poder ser niña yo también durante esta escala y llorar como solo ellos pueden hacer sin que a nadie le parezca extraño. He visto a dos personas besarse con mascarillas. Me pregunto si ellos habrán podido disfrutar antes de algún viaje juntos con besos de verdad, de los de la vieja normalidad. Nosotros no, no sé si podremos hacerlo pronto o si podremos hacerlo alguna vez. Eso me pone un poco triste.

 Noto como los pensamientos invasivos llenos de dolor irrumpen otra vez en mi mente. Mientras el nudo de la garganta aprieta.
 ¡NO!
 Y se van tal y como han llegado. A veces hago tratos con mi ansiedad. La dejo seguir ahí, la dejo existir, le prometo volver a pensar en todas las cosas horribles que quiera más adelante a cambio de una tregua por algún acontecimiento importante. A veces ese acontecimiento es la necesidad de ir a ducharme tras días sin hacerlo o tener que llamar por teléfono aparentando normalidad. Hoy es poder disfrutar del primer día de nuestra vida juntos y cuidar de ti.

 Pienso en enero, en la magia de aquellos días. Y en febrero, cuando no teníamos ni idea de cómo empezar a hacer las cosas y sin embargo ya imaginábamos con ilusión este día. Definitivamente no es cómo pensábamos. Demasiado tarde y demasiado atropellado, demasiada pandemia, demasiado dolor... Parece que ha pasado una eternidad desde entonces. Once meses pueden ser mucho o poco dependiendo de para qué. Recuerdo cómo era yo en enero y parece que eso fue en otra vida, y en cierta manera es así. Miro fotos de entonces, estoy muy desmejorada. ¿Te gustaré de la misma forma? ¿Mi sonrisa causará el mismo efecto? Tengo el pelo peor que nunca, no debí hacerme esas mechas. Espero que te parezca suave. 

Veo mi chocolatina favorita e inmediatamente pienso en mi yo niña. ¿Estaría orgullosa de mí por fin ahora? Sonrío y se me llenan los ojos de lágrimas. Nunca es tarde para reconciliarte con la niña que fuiste. Cuando el avión aterrice estaré en mi nuevo hogar. Jamás pensé que viviría en una isla.

Todos los textos e imágenes pertenecen a Nana limonada salvo que se indique lo contrario. Con la tecnología de Blogger.